No existe en Colombia otro Departamento, que tenga un potencial Turístico propio como el Departamento del Atlántico.
Todos los fines de semana, salen de los Municipios mas apartados, cercanos y de la misma ciudad de Barranquilla, caravanas de buses con paseos organizados por asociaciones, vecinos, negociantes y familias, con el único propósito de pasar un día en las playas del litoral.
Este tipo de turismo, no tiene gran acogida dentro de los operadores turísticos de esas playas, ni dentro de la ciudadanía en general; mil razones para que esto ocurra, desorden, ruidosos, mal vestidos, no van a consumir nada todo lo traen, congestionan las mesas y chozas donde se acomodan los que sí van a gastar en estos lugares; desordenes peleas, borracheras, espectáculos sexuales, correrías por la playa, y aumento de perdida de celulares, equipos de fotografía y de sonidos, por algunos que solo van en procura de buscar quien da papaya.
Pero este Turismo, a mi modo de ver, tiene potencial, tiene potencial, por gracia y virtud que estos grupos no se transportan gratis, no consumen lo que consumen gratis, y son una mayoría bulliciosa que bien manejada podría rendir frutos sociales, morales económicos sin precedentes.
falta una mente creativa, que acondiciones con la ayuda estatal del alto Gobierno, sitios especiales de parqueo de los buses, cabinas o casetas de baño y de cambiaderos de ropa, sitios espeialmente acondicionados para que se reúnan, y hagan sus sancochos asados, o coman los tamáles pasteles arroz con pollo, sin generar basura, y que tengan acceso a música y lugares especialmente acondicionados para todo tipo de deportes y esparcimiento, sin que tengan que desembolsar grandes sumas de dinero. El estado y es lo mas importante, debe proveer de mantenimiento técnico, y humano para que estas ordas de turistas se vayan educando en el uso de ambientes lejanos de la basura el desorden el delito y los vicios, de una forma ordenada.
Que ganamos, primero educar a nuestro pueblo Atlanticense y de departamentos vecinos en la sana convivencia ciudadana, y en que esparcimiento y orden no sean incompatibles, que chabacaneria y folclor tampoco lo son, y podemos lograr sana convivencia, y todos ganamos.
Un bus transporta 46 a 50 pasajeros, los cuales en promedio de estos paseos gastan 15.000 cada uno entre pasajes comida trago y mecato; 200 buses cada domingo, son una suma importante que se puede canalizar hacia un mejoramiento de nuestro entorno turístico popular. Ya no se puede pensar en el tren de lejanías, pues no tiene apoyo nacional, los costos de operación son escandalosamente impagables, y el gobierno central no tiene ningún interés en este medios de transporte y menos para la costa Atlántica.
Es claro que un proyecto de este potencial, debe ser manejado por operadores turísticos de amplia experiencia y trayectoria; una caja de compensación familiar por ejemplo, que le reditúe ingresos, y que tenga personal calificado multidisciplinario que garantice en el tiempo el funcionamiento tanto de los educadores como de las instalaciones e inmuebles entregados en concesión; si no es rentable, que el Estado entre a suplir las necesidades del proyecto siempre desde una óptica empresarial.
Ya es hora de disciplinar, educar, y darle a los atlanticenses, lugares de esparcimiento de estrato 6; que se vea el interés del Estado por lo social, el esparcimiento también forma parte del diario vivir de los Colombianos y es alimento importante del espíritu.
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